Análisis | Las claves políticas del discurso de cambio de gabinete de Piñera
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En su discurso de hoy anunciando el muy anticipado segundo cambio de gabinete de su actual mandato, el Presidente Piñera se preocupó de enviar entre líneas al menos tres señales que admiten interpretación política.
1.- Mensaje a Kast
La primera referencia política pareció destinada a responder las cada vez más reiteradas críticas —especialmente las provenientes de José Antonio Kast y del sector que apoya su apuesta de crear un nuevo partido en la derecha— de que la administración piñerista se ha alejado de su programa original.
"Nuestro Gobierno acaba de cumplir un año y tres meses de gestión desde que fuera elegido por una amplia mayoría, y desde que fuera mandatado a cumplir con un programa de gobierno", dijo el Mandatario en la segunda frase de su discurso.
Junto con apelar al amplio e imprevisto apoyo electoral que impulsó por segunda vez su llegada a La Moneda, Piñera ratificó que cumplir con el programa es "un mandato", algo que seguramente los seguidores de Kast anotaron con cuidado.
El Presidente ratificó el punto más adelante, al reiterar los ejes de las principales reformas de su gobierno —impuestos, pensiones, trabajo y salud—, que enfrentan una problemática tramitación en el Congreso.
2.- La oposición es el problema
Precisamente esto último motivó la segunda señal del Presidente: si el problema externo es el debilitamiento de la economía mundial, el interno es la oposición. Concretamente, los "obstáculos que provienen en parte de la conducta de algunos sectores que han impedido que una agenda modernizadora en muchos frentes pueda avanzar".
Con ello, Piñera puso en cancha opositora la responsabilidad del relativo estancamiento legislativo de la agenda gubernamental de reformas estructurales. "Todas estas modernizaciones están en el Congreso desde hace ya varios meses, y a pesar de nuestra permanente voluntad de diálogo y voluntad de búsqueda de acuerdos, no han podido avanzar con la velocidad y la profundidad que el país y los chilenos requieren", precisó.
Tal vez en esas palabras influyeron en alguna medida los datos de la encuesta CEP conocida hoy, que sugieren que Piñera podría estar perdiendo puntos precisamente en aquellos ámbitos que constituían su principal atributo ante la opinión pública: la capacidad de gestión.
Con todo, ante ese obstruccionismo que acusa, el Presidente no planteó una alternativa que destrabe la agenda reformadora, sino un anuncio de interpretación abierta: "Después de haber hecho todos los esfuerzos de diálogo y de búsqueda de acuerdos, creo que llegó el tiempo de las definiciones y el tiempo de la acción".
3.- No hay cambio de rumbo
Pese al cambio o enroque de seis ministros y al problema que representa el rechazo opositor a sus grandes reformas, el Presidente no anunció giros de timón en la conducción política del gobierno.
Tanto es así, que todos los ministros del comité político se mantuvieron en sus cargos, pese a los insistentes rumores que adelantaban remociones o enroques en carteras como la Segpres, Interior o la Segegob.
El ajuste ministerial de hoy pareció obedecer más a la percepción de que un cambio se había vuelto comunicacionalmente impostergable, que a la necesidad de enmendar el rumbo en las carteras afectadas.
Ello quedó patente en la reiteración de las tres grandes prioridades del gobierno —crecimiento económico y empleo; protección de la clase media y sectores vulnerables; y seguridad ciudadana—, así como en el llamado al diálogo y al entendimiento con aquella parte de la oposición dispuesta a ello, lo cual ha sido la tónica durante estos 15 meses de gobierno.